En "La naranja mecánica" se nos cuenta la historia de Alex, Vuestro Humilde Narrador, un joven que vive en un círculo de violencia extrema que no conoce límites y que no deja de aumentar. Aunque en un principio pueda parecer una historia violenta por el simple hecho de serla (carnaza para el público, vaya), la verdad es que tiene una profundidad enorme. El tema central y al que alude el título de la misma obra es el libre albedrío y la coacción de la libertad, así como la madurez y la evolución que sufre toda persona con el paso del tiempo. Dividida en tres partes de siete capítulos cada una, en la novela podemos ir viendo cómo evoluciona Alex, cada vez a una tonalidad más oscura del negro, hasta el increíble capítulo 21 (que cierra el libro) y que en palabras del propio Burgess, es decisión personal de cada uno decidir si encaja con el resto de la novela o no, "Coman esta porción dulce o escúpanla. Son libres". Y es que según parece, la versión americana de la publicación no cuenta con este último capítulo, y tampoco lo hace así la adaptación de Kubrick, lo que me entristece enormemente, pues para un servidor, es este último capítulo el que redondea la obra, dejando un mensaje alentador de redención, evolución y paz para el personaje.En definitiva, un libro que no olvidaré por muchas lecturas que lo pisen, me ha impactado mil veces más de lo que esperaba y me alegro de tenerlo en formato físico, pues será varias veces releído. Espero verme la famosísima adaptación de Kubrick dentro de poco para poder comparar ambas versiones. Y me despido utilizando algo del lenguaje nadsat que inventó Burgess para esta obra: "Oh, mis dulces drugos (amigos) y bratos (hermanos), tenéis ante vosotros una novela realmente joroschó (buena) que no dejará indiferente a vuestra golová (cabeza)".

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