Ha empezado la Semana Santa para los estudiantes; yo ya llevo una semana previa añadida a este descanso conferido por las instituciones estudiantiles a sus jóvenes integrantes. He podido hacer o dejar de hacer varias cosas, no en vano vengo de una época de exámenes complicada en la que me agobié sobremanera; y quizás me he dejado alguna cosa que quería hacer por el camino, pero sin duda, tanto la semana pasada como esta, me he centrado en escribir, acción que, como podrá verse por este sitio, no corresponde con la cadencia de entradas. He centrado mis esfuerzos mayoritariamente en el microrrelato, género que siempre subestimé, pasé por alto y me pareció menor. Considero un error muy grande pasarlo por alto, en primer lugar: es fácil cumplir el objetivo de escribir uno diario, que roce al menos, o pase en excepcionales ocasiones, el rasero autocrítico que considero tener tan desarrollado. Es además una buena forma de introducción a la escritura, "de adquirir capacidad de síntesis" (o más bien una aproximación a la misma), y por qué no, de dar cabida a toda idea menor que le viene a uno a la cabeza cuando escribe, y que por sí misma no daría para un narración mayor que las 4 ó 5 líneas a las que se ve reducido el microrrelato. Y dejando el tono estéticamente literario, decir que es un género de moda, sobre el que se celebran VARIOS certámenes cada mes en España, la mayoría de los cuales, con una condecoración económica generosa para la extensión de estos escritos. Su "facilidad" o más concretamente, el poco tiempo que lleva hacerlos (en nada comparables a los de un relato o una novela) propicia que la cantidad de personas que se presenten sea numerosa, pero: "Hey, no por eso voy a dejar de presentarme".
Por lo que sí, actualmente estoy presentado a dos de estos concursos, uno de los cuales cuenta con una dotación lo suficientemente importante como para que se presenten el 99% de personas que conozco (el 1% restante serían infantes o ancianos que no se encuentran en dichas facultades) si supieran de su existencia. "¿Tan creído te lo tienes Kuma? ¿Esperas ganar alguno? ¿Acabas de empezar y ya quieres ver dinero?"; decir que, me encuentro en un estado mental en el que la opinión de los demás produce una pronta activación de las glándulas sudoríparas de mis gónadas que consiguen la total pasividad de mi mente. Mi misión principal actualmente es escribir, prácticamente cada día, y leer a diario lo máximo posible, noto que cuanto más lo hago, mejores ideas me vienen a la cabeza y mayor es mi capacidad para la escritura, así que, si me hace feliz, no veo por qué no intentarlo. Lo de presentarme es "por ver si suena la flauta", mi motivación actual no es económica, dentro de dos semanas volveré a una rutina diaria que comprometerá mi tiempo en exceso, pero... Joder, el que no apunta alto, sólo puede ver la mierda que hay pegada al suelo. Por lo que no, es imposible que gane estos concursos, pero la sensación que tengo cada tarde revisándolos, o cada noche al adjuntarlos y facilitar mis datos en el correo... Ese cosquilleo que me sube por la espalda y me enfría las puntas de los dedos antes de pulsar sobre el botón de "Enviar" del correo en el que vuela mi microrrelato, son unos sentimientos bonitos y sinceros. Desconozco cual es el verdadero color de la felicidad en general, pero al menos estos días, estoy seguro de que para mí es el negro. Sin lugar a dudas el negro sobre el blanco. Ya sea de las letras que tecleo sobre el documento de texto vacío, o las que leo de un libro. Al final del día, todo se me reduce a letras sobre papel. Las que haya escrito, o las que haya leído. Cuanto mayor sea el número, más productivo habrá sido el día.
Han abierto una nueva biblioteca muy cerca de mi casa que además funciona con otro carnet de biblioteca (tengo multa en las de la Comunidad de Madrid hasta Agosto, por devoluciones tardías); por lo que vuelvo a sacar libros y relego el e-book a un segundo plano. Estoy tranquilo, leo, escribo, doy una vuelta, quedo con alguien. Me he empezado "Californication" en el mejor momento en el que podría haberlo hecho, y cada día disfruto más esta rutina. Ojalá pudiera alargar esta situación durante algo más de tiempo. Desde luego que ser escritor de éxito y poder vivir de ello, debe ser una pasada. No me molestaría lo más mínimo. En absoluto, vaya.
El sitio web que tu médico de cabecera te recomendaría visitar, si fueras a verle.
jueves, 26 de marzo de 2015
martes, 24 de marzo de 2015
El gran hotel Budapest: Decadencia Húngara
Dirigida por Wes Anderson, a cuyo cine me introduzco con este film. Este director parece tener especial interés por el aspecto visual de su película, no en vano el film fue premiado con 4 Óscars, tres de los cuales al apartado gráfico, como son: Mejor dirección artística, mejor vestuario y mejor maquillaje. En la película se nos cuenta la historia de un hotel que se encuentra en sus horas más bajas, pero que vivió un momento de plenitud en el que llegó a convertirse en una de las más importantes entidades de la zona. El film se ve continuamente envuelto en una atmósfera decadente que no pierde el sentido del humor; el cuidado de los detalles y la inocencia con la que se nos cuenta la historia acabarán por enternecernos hasta el punto de coger cariño a los personajes. Sin duda un film sencillo en apariencia, pero complejo en contenido. La sensación de estar viendo una serie de dibujos, por el carácter desenfadado del film y la capacidad de hacer sonreír con un humor que no termina por decidirse si inteligente o "tonto". La genialidad del film sin duda es la de contarnos una historia sencilla y mundana, rodeada de sucesos a cada cual más imposible, pero tratados de la forma más verosímil posible.
El film juega con el espectador introduciéndole actores muy conocidos sin avisar, o presentando cambios de situación en el momento más tranquilo. La sensación de desconcierto acaba por otra parte llevando a un final previsible, pero no por ello, menos bonito. Un film con el que reír y disfrutar de buen cine, para terminar viendo los créditos con una radiante sonrisa de felicidad. Sin lugar a dudas, el problema de "El gran hotel Budapest" es que no exista realmente. Lo entrañable y sencillo de los personajes consigue crear rápidos lazos amistosos con el espectador. Aún siendo lo primero que veo del director, y contando este con un estilo bastante personal, no puedo por menos que pensar con cariño en el director checo Jiri Menzel, cineasta al que respeto sobremanera (y del que nunca he hablado por el Blog) y que hace cine de una forma muy parecida, me atrevería a añadir.
Nota Extra: Aunque las interpretaciones son magníficas, se desaprovechan un poco algunas interpretaciones de actores aclamados, como puede ser Bill Murray, que está LITERALMENTE de pasante, debe aparecer en un minuto de todo el metraje.
El film juega con el espectador introduciéndole actores muy conocidos sin avisar, o presentando cambios de situación en el momento más tranquilo. La sensación de desconcierto acaba por otra parte llevando a un final previsible, pero no por ello, menos bonito. Un film con el que reír y disfrutar de buen cine, para terminar viendo los créditos con una radiante sonrisa de felicidad. Sin lugar a dudas, el problema de "El gran hotel Budapest" es que no exista realmente. Lo entrañable y sencillo de los personajes consigue crear rápidos lazos amistosos con el espectador. Aún siendo lo primero que veo del director, y contando este con un estilo bastante personal, no puedo por menos que pensar con cariño en el director checo Jiri Menzel, cineasta al que respeto sobremanera (y del que nunca he hablado por el Blog) y que hace cine de una forma muy parecida, me atrevería a añadir.
La relación que termina creándose entre Zero y Gustave es realmente entrañable. |
Nota Extra: Aunque las interpretaciones son magníficas, se desaprovechan un poco algunas interpretaciones de actores aclamados, como puede ser Bill Murray, que está LITERALMENTE de pasante, debe aparecer en un minuto de todo el metraje.
jueves, 19 de marzo de 2015
Mi amigo el músico
Recuerdo la educación secundaria obligatoria como una pérdida de tiempo bastante grande: perdí mucho el tiempo allí dentro, como dato a añadir, decir que repetí en dos ocasiones, fui muy mal estudiante en aquellos tiempos, nada me motivaba y sólo esperaba que el tiempo pasara sin más, ni metas, ni objetivos, ni nada de nada, mi vida giraba en torno a la esperanza de conocer a una chica con la que pasar las horas; a eso se reducía mi existencia. En cualquier caso, recuerdo con cariño el último curso: en una clase pequeña, sentado junto a un armario, tenía acceso a buena cantidad de novelas clásicas que acababa leyendo por no seguir la clase, me gusta pensar que gran parte de mi hábito lector se forjó en esa época (aunque viniera mi gusto por los libros de antes), donde conté con una profesora de Lengua y Literatura que se reía con mis redacciones (donde intentaba hacer notar un inconsciente y vago intento de realismo sucio, movimiento literario que desconocía por aquel entonces). Pero si hay una figura que recuerdo de aquellos tiempos, es a un compañero de clase al que le encantaba la música, al que cuando podía, iba a ver tocar a una Iglesia en la que rascaba acordes a una guitarra eléctrica, iba pese a mi agnosticismo. Una mezcla de carisma natural y buen rollo hicieron que el mencionado en cuestión me cayera especialmente bien, era un gran tipo, y tenía claro lo que quería hacer, dedicarse a la música. Yo tenía claro que quería estudiar algo relacionado con la informática, pero mis notas de mierda y mi imposibilidad para prestar atención en clase, hicieron que me decantara por la vía de los FP, la Universidad me quedaba grande. De aquella época mantengo trato o sé del devenir de varios compañeros. La mayoría no sabía qué estudiar o a qué dedicarse, hicieron Bachillerato, y terminaron dejando los estudios, escogiendo una carrera cualquiera que no les hace felices, o estudiando algo que en primera instancia no se les ocurriría. Opino que el músico y yo fuimos los que más claro lo tuvimos, nos hemos mantenido en lo que pensábamos en aquella época. En mi caso es hasta normal que lo tuviera tan claro, tenía dos años más que él. Lo suyo era devoción por la música, un verdadero artista, por ello le respeto tanto.
Me cuenta que se metió a una disciplina de Bachillerato que apareció nueva al terminar nosotros y que se centraba en la música y en las artes escénicas, al terminar estuvo trabajando de camarero un año, pero apenas tenía tiempo para practicar, así que lo dejó, y desde entonces se conforma con un sueldo mucho más humilde, pero en un trabajo que le quita menos tiempo, en una empresa de limpieza. También me dice que fue a Londres para presentarse a una audición para entrar a una Universidad dedicada a la música, donde le rechazaron tras interpretar tres temas (de estilos diferentes); una vez de vuelta aquí, se metió en una academia donde sigue a día de hoy, una de las mejores de Madrid, que es bastante cara, pero que le está haciendo avanzar muy rápido. Mi amigo se centra en los instrumentos armónicos (a saber, guitarra eléctrica y piano). Después de escuchar un resumen de su trayectoria, no puedo evitar llevarle a mi terreno, tratar el tema que realmente me ha traído hasta aquí. Yo a este tipo le respeto mucho más de lo que él piensa, para mí es ahora mismo todo un ejemplo de artista, algo se remueve en mi interior cuando dice:
Decido dejarme de tonterías y seguir con una serie de preguntas certeras, de las que ansío saber su opinión, son el verdadero motivo de esta quedada, pero eso él no lo sabe:
...
Desde que termináramos la ESO hemos coincidido una media de un par de veces al año, pero en grupos grandes en los que nunca hemos podido hablar seriamente. Hace una semana, me dio por hablarle por el chat de una red social, pues más allá de "intercambiar likes" no teníamos relación, y sentía una gran curiosidad por saber qué había sido de él. Sabía que tocaba música jazz, pero nada más. Le propongo vernos un día que vaya a tocar, que yo me acerco a donde sea y le veo tocar en directo, al principio siento una pequeña barrera, probablemente por el hecho de que hace mucho tiempo que perdimos la relación, pero me apetece bastante verle, juego mis cartas, quedamos, me siento gay, pareciera que pretendo ligar con él, lo bueno es que a mi novia no le sorprenden estas cosas (es una santa). Quedamos para tomar algo antes de ir al local en le que se celebra la JAM a la que va a tocar (las JAMS parecen ser quedadas informales que se dan en garitos que abogan por la improvisación, generalmente de estilo jazz).Me cuenta que se metió a una disciplina de Bachillerato que apareció nueva al terminar nosotros y que se centraba en la música y en las artes escénicas, al terminar estuvo trabajando de camarero un año, pero apenas tenía tiempo para practicar, así que lo dejó, y desde entonces se conforma con un sueldo mucho más humilde, pero en un trabajo que le quita menos tiempo, en una empresa de limpieza. También me dice que fue a Londres para presentarse a una audición para entrar a una Universidad dedicada a la música, donde le rechazaron tras interpretar tres temas (de estilos diferentes); una vez de vuelta aquí, se metió en una academia donde sigue a día de hoy, una de las mejores de Madrid, que es bastante cara, pero que le está haciendo avanzar muy rápido. Mi amigo se centra en los instrumentos armónicos (a saber, guitarra eléctrica y piano). Después de escuchar un resumen de su trayectoria, no puedo evitar llevarle a mi terreno, tratar el tema que realmente me ha traído hasta aquí. Yo a este tipo le respeto mucho más de lo que él piensa, para mí es ahora mismo todo un ejemplo de artista, algo se remueve en mi interior cuando dice:
- Dejé el trabajo de camarero para tener más tiempo. Necesitaba tiempo para estudiar, y sobre todo para practicar con la guitarra. Si no tocas cuatro horas diarias, estás perdiendo el tiempo.
- ¿Tocas cuatro horas todos los días? - no me puedo creer lo que me dice.
- Los días que se dan bien, sí. Los más flojos le dedico un mínimo de dos horas, sin contar con las clases diarias, en las que suelo practicar otra hora más. - por el tono de su voz, y porque le conozco, sé que me lo dice totalmente en serio. Me parece increíble que alguien dedique tal cantidad de tiempo a algo cada día, sin duda este tío es un grande. Yo pretendo mejorar mi escritura y debo estar dedicándole esa cantidad de horas a la semana, lamentable.
Decido dejarme de tonterías y seguir con una serie de preguntas certeras, de las que ansío saber su opinión, son el verdadero motivo de esta quedada, pero eso él no lo sabe:
- ¿Qué pasó cuando te dijeron en Londres que no te cogían? ¿Cómo es que no te rendiste? - uno de los peores enemigos de un artista es el propio artista, y la limitación que se autoimpone cuando no se cree capaz. Ese es uno de mis más grandes demonios a día de hoy.Le hablo sobre mi gusto por la escritura, algo que cada vez más comparto en sociedad, le comento que tengo empezada una novela que me gustaría terminar este año, así como un relato que me lleva rondando la cabeza un mes. Sin pensárselo dos veces me pide que le cuente todo lo que pueda sobre ambos proyectos, muestra interés por los dos, cuando le hablo de la novela, que me parece de poco potencial, me dice, con sinceridad en la voz: "No está tan mal como dices... Joder, desde luego, ¡es algo que yo leería!". Le hablo de la cantidad de inseguridades que tengo a la hora de escribir, y él las espanta todas con un ademán de mano, como quien se deshace de una simple mosca. Le menciono que aunque haya períodos de mi vida en los que no escribo, al final, una idea, o un personaje determinado suele perseguirme y darme dolores de cabeza, como una mosca detrás de la oreja, buscan su momento de ser plasmados en papel; si he llegado a avanzar tanto en la novela (pese a no contentarme su desarrollo) es porque la mosca poseía ya unas dimensiones demasiado grandes como para seguir pasando de ella. Le menciono mi intención de presentar a concurso el relato que estoy escribiendo, le comento de qué va, le gusta la idea, me anima a que lo escriba y lo presente, a que lo acabe cuanto antes y lo revise, que me hará mejorar y coger confianza, la que necesito para continuar con la novela. Este tío es grande.
- Pues, me jodió, no te voy a decir que no. Vuelves con el ánimo un poco por los suelos, pero entonces lo retomas con un poco de tranquilidad, nada sale a la primera. Sigues mejorando por el camino, esperando llegar a ser realmente bueno, a mí me sigue quedando mucho... - pregunto también sobre chicas, y me dice que en general pasa del tema, intentó con una hace no mucho, pero la chica le absorbía demasiado tiempo, y decidió cortar por lo sano antes de que la cosa fuer a mayores. El tío lo tiene claro.
- ¿Y si nunca consigues ser lo suficientemente bueno? ¿Entonces qué harás? ¿No tendrás la sensación de haber perdido el tiempo?
- Pues tendré que dedicarme a cualquier otra cosa, y limitar la música a un hobbie, pero a uno que nunca abandonaría. Y no, nunca pierdes el tiempo, cuando creas algo de cero, aunque no sea lo mejor del mundo, es algo que has creado TÚ solo, que es único. El haberlo hecho te dará experiencia, aprenderás a analizar tu estilo y a pulirlo. Mejorar en lo que puedas y seguir aprendiendo.
...
Llegamos al local a eso de las 12 de la noche, ya hay gente tocando, la sala está oscura como boca de lobo, compuesta por mesas y mullidos sillones bajos, la atmósfera del local es especial, la gente va allí a escuchar música en vivo mientras toma algo, la gracia del espectáculo está en la improvisación. Aquí la gente no forma algarabío, la escasa luz elimina la posibilidad de ligar, el ambiente es distendido pero familiar, tranquilo, pero profesional. Si vas a tocar, la consumición te cuesta 4 euros, de no ser el caso, asciende a 6, teniendo en cuenta el ambiente y la música, no me duele pagar ese dinero por un refresco. Después de esperar una hora, mi amigo sube al escenario y toca la guitarra durante tres temas, yo no entiendo nada de música, siempre he tenido poca capacidad auditiva para analizar la música (además de falta de conocimientos en la materia), pero recuerdo perfectamente lo que tocaba este chico cuando iba a verle a la Iglesia, ha llovido mucho desde entonces, y los temas que ahora toca son tranquilos, pero hay especialmente uno, en el que brilla como una estrella, se marca un solo que me eriza los pelos del brazo, la gente le aplaude, como hacen al final de cada solo, a veces aplausos vacíos que buscan cumplir con lo establecido en los cánones de lo agradable, en este caso, totalmente justificados, mi amigo lo hace mejor de lo que pensaba, el cabrón ha mejorado mucho, no, ha mejorado de cojones. Cuando nos damos cuenta son las dos de la mañana y la posibilidad de volver en Metro, queda totalmente descartada, volvemos en autobús nocturno, y mientras tanto seguimos hablando. Una de las cosas que me choca es que me he dado cuenta de que el músico es un ser muy solitario, así como el escritor, me imagino a mi amigo viniendo a estos sitios en solitario, es más... Trabaja por las mañanas, a horas intempestivas, y aún así acude a estas quedadas nocturnas, en las que, si tiene suerte, puede subirse con gente profesional de mayor nivel a tocar algún tema, improvisar con ellos y aprender de todo esto... Para ello, mi amigo dedica horas de sueño que sufrirá especialmente al día siguiente, en el trabajo, además, le cuesta dinero desplazarse hasta el local, así como tomar una consumición, todo esto para no solo no ver un duro, sino no tener por seguro que pueda llegar a tocar algún tema. Me lo imagino solo, sentado, esperando un momento en el que unirse al grupo, con una bebida en la mesa y el estuche de su guitarra pegado a las piernas. Algo se encoge en mi interior, dudo que en palabras haya sido capaz de capturar lo que transmite este chico. Puede que nunca llegue a ser el músico que espera ser, pero podrá poner la mano en el fuego y asegurar que lo intentó todo, y que dedicó todo el tiempo que fue capaz de reunir. Respeto a este chico el doble que a las personas que tienen dos trabajos. Trabajar en dos sitios es MUY duro, y tienes que echarle huevos, especialmente porque serán "curros genéricos" que no te hagan especial ilusión. Lo de este chaval va un paso más allá, tiene claros sus sueños, y está dispuesto a luchar lo que sea por ellos, sin duda, me ha tocado la fibra.
...
Antes de despedirnos comentamos lo de volver a quedar dentro de poco tiempo, lo hemos pasado realmente bien, y hemos conectado bastante, las conversaciones que hemos tenido durante la noche no son las que tienes normalmente con una persona cualquiera, han estado muy centradas en la creación de obras, muy intelectuales pero sin llegar a la pedantería, ambos vivimos con los pies en el suelo y somos humildes. Aunque me encuentro a años luz del punto donde se encuentra él, me considero a mi modo, un artista, o un intento de uno, para ser más específico, el haber hablado con él me ha llevado a darme cuenta de varias cosas. Y una de ellas es que quiero escribir de verdad, quiero escribir mucho y bien, así que pese a las horas que son, reviso y modifico las 3 páginas que llevo de relato, cuya extensión total será de 10 hojas. Hago eso y escribo esta entrada, para dejar plasmados estos sentimientos, voy a incluir la escritura como un hábito en mi vida, si soy capaz de leer todos los días sin falta, por qué no escribir, aunque sólo sea un poco. Al parecer ya he terminado mis estudios, me falta encontrar un trabajo y asentarme un poco en algún sitio, ya no tendré la presión de los exámenes, ni el tener que memorizar cosas, dispondré de más tiempo para escribir. Tengo las cosas más claras ahora. Tengo un amigo músico, Y vosotros... Vosotros tendréis un amigo escritor. Dadme tiempo y veréis.
martes, 17 de marzo de 2015
Filth, el sucio: Irvine Welsh vuelve a liarla...
"Filth" en castellano "escoria" o "inmundicia" es una novela del '98 escrita por el escocés Irvine Welsh, al que probablemente conozcas por ser también autor de "Trainspotting" (peliculón y librazo); su estilo de humor ácido y su claridad para tratar temas mundanos de la forma más enrevesada, le convierten en un gran exponente de la literatura actual en cuanto a "realismo sucio" se refiere. Cada una de sus obras lleva un sello personal que de nuevo ha sabido plasmarse correctamente en la adaptación de esta "Filth" (de la que no he leído el libro, pero del que puedo hacerme una idea). La historia que se nos cuenta es la del detective Bruce Robertson, que se encuentra a la espera de recibir un ascenso para cubrir una vacante, el problema es que el resto de compañeros de departamento se encuentran en las mismas. La película girará en torno a un caso de asesinato que proyectará a quien lo resuelva a cubrir la mencionada vacante, todo apunta a que Robertson es el más indicado, se trata de todo un profesional... El problema es que es maleducado, drogadicto, alcohólico, tiene problemas de ira y se medica para no sufrir alucinaciones, no parece ser el mejor candidato para el puesto... Pero eso no lo sabe nadie.
El film por lo tanto se centra en el personaje de Bruce: cómo va resolviendo el asesinato con los métodos menos políticamente correctos, cómo va pisando a sus compañeros sin que estos se den cuenta, cómo el personaje va cayendo en una espiral de mierda en la que parece ser la mosca de mayor tamaño... Un film desenfadado con el que llegar a reír a carcajadas, por lo hijo de puta del protagonista, que no duda en acostarse con las mujeres de compañeros de trabajo, o con aprovecharse del poder que le da su placa, "por el bien de la investigación". Una muestra de lo más oscuro del Edimburgo más abyecto que no conocerá nadie que no viva allí, como suele ser el caso en las obras de Irvine Welsh. Aunque la película cuenta con un ritmo continuo salpicado por buena cantidad de escenas bizarras (en el sentido anglosajón de la palabra), puede llegar a cansar un poco por lo irreverente y continuado de las situaciones, así como por el propio caso de asesinato, que únicamente sirve como excusa para el resto del film. Desde luego que no es una película de asesinatos, aunque se centre en uno.
Lo más interesante de la película es sin duda el personaje principal, que parece reunir todas las "cualidades" para ser lo peor de la sociedad, es gracioso, divertido y desagradablemente sincero. La actuación de James McAvoy es realmente impresionante, da vida al protagonista de forma MUY satisfactoria. Este servidor cometió el error de ver "Filth" doblada al castellano; si realmente os interesa, y apreciáis una buena interpretación, y al inglés como lengua, tendréis que verla en original, para daros cuenta de la gran interpretación del protagonista y del acentazo escocés, que suma tres puntos de carisma. Por otra parte, varios puntos de la trama acaban colgando de mala manera, lo que presumo se deberá a las limitaciones de adaptar una novela a la gran pantalla, lo más seguro es que en la obra original queden cubiertos todos estos puntos (de gran importancia para comprender al personaje), que más que pequeños orificios, acaban siendo gigantes hoyos en la línea argumental. El desenlace de Bruce Robertson no me pareció el más indicado, aunque la escena final de la película tiene su gracia, manteniendo el alma del protagonista. Película para fanáticos de Irvine Welsh, o para mentes enfermas que disfruten de esta vertiente "más sucia" de crear historias.
El film por lo tanto se centra en el personaje de Bruce: cómo va resolviendo el asesinato con los métodos menos políticamente correctos, cómo va pisando a sus compañeros sin que estos se den cuenta, cómo el personaje va cayendo en una espiral de mierda en la que parece ser la mosca de mayor tamaño... Un film desenfadado con el que llegar a reír a carcajadas, por lo hijo de puta del protagonista, que no duda en acostarse con las mujeres de compañeros de trabajo, o con aprovecharse del poder que le da su placa, "por el bien de la investigación". Una muestra de lo más oscuro del Edimburgo más abyecto que no conocerá nadie que no viva allí, como suele ser el caso en las obras de Irvine Welsh. Aunque la película cuenta con un ritmo continuo salpicado por buena cantidad de escenas bizarras (en el sentido anglosajón de la palabra), puede llegar a cansar un poco por lo irreverente y continuado de las situaciones, así como por el propio caso de asesinato, que únicamente sirve como excusa para el resto del film. Desde luego que no es una película de asesinatos, aunque se centre en uno.
Las conversaciones con "su conciencia" están muy conseguidas, aunque acaban repitiéndose. |
Lo más interesante de la película es sin duda el personaje principal, que parece reunir todas las "cualidades" para ser lo peor de la sociedad, es gracioso, divertido y desagradablemente sincero. La actuación de James McAvoy es realmente impresionante, da vida al protagonista de forma MUY satisfactoria. Este servidor cometió el error de ver "Filth" doblada al castellano; si realmente os interesa, y apreciáis una buena interpretación, y al inglés como lengua, tendréis que verla en original, para daros cuenta de la gran interpretación del protagonista y del acentazo escocés, que suma tres puntos de carisma. Por otra parte, varios puntos de la trama acaban colgando de mala manera, lo que presumo se deberá a las limitaciones de adaptar una novela a la gran pantalla, lo más seguro es que en la obra original queden cubiertos todos estos puntos (de gran importancia para comprender al personaje), que más que pequeños orificios, acaban siendo gigantes hoyos en la línea argumental. El desenlace de Bruce Robertson no me pareció el más indicado, aunque la escena final de la película tiene su gracia, manteniendo el alma del protagonista. Película para fanáticos de Irvine Welsh, o para mentes enfermas que disfruten de esta vertiente "más sucia" de crear historias.
Me encanta la forma que tiene la película de romper con la cuarta pared. Muy bien conseguido. |
miércoles, 11 de marzo de 2015
Derrota la crisis: Hazte puto
Recuerdo la primera vez que escuché hablar sobre el tema, hará cosa de casi un par de años: Iba tan feliz un servidor por la calle, tratando de poner en orden la cabeza, cuando me crucé con un conocido, con el que había estudiado hace bastantes años, en esa enorme mierda que es la educación obligatoria. Tras unos minutos de conversación banal, me pisotea diciendo que es camarero, que mi puesto de trabajo no puede considerarse uno como tal, más especialmente cuando es el negocio familiar, que estoy perdiendo el tiempo, que debería dejar de ser tan cómodo y buscarme algo "de verdad", que tenía que hacer como él. No niego que pueda tener razón, pero no deja de tocarme los cojones, yo nunca piso a nadie cuando hablo de mí mismo... Me jode la necesidad de los demás de intentar brillar ante los conocidos del pasado... Seamos sinceros, en nuestros tiempos el tío era un mierda, y ahora parece igual de imbécil, pero pasado de kilos y con menos pelo, que se ahorre las ganas de pisarme y las utilice para apuntarse a un jodido gimnasio...
- Cuando sea un escritor famoso le contrataré para que me abra la botella de Coca-Cola, le tendré todo el día de pie, junto a mi mesa de trabajo, me acostumbraré tanto a su silueta inmóvil que olvidaré que está ahí. Estornudaré en su dirección y podré tirarme los pedos tan fuerte como quiera, él no podrá moverse de su posición en una jornada de ocho horas seguidas, los cinco días de la semana, por los que le pagaré un buen sueldo. La imbécil de su mujer, si es que termina teniendo dejará de preguntarle qué tal el trabajo a partir del segundo día, se dará cuenta de que ha terminado sus días con un imbécil que no vale para nada. Como estúpido cascarón de humano que es, permitirá humillarse de esa manera... - pienso para mis adentros mientras contengo una sonrisa.
El caballero capullo en cuestión pasa a contarme que un conocido nuestro, tras ir rotando de un puesto de trabajo a otro, ha terminado por tomar "la vía fácil". Pregunto por tal vía y recibo como única respuesta: "Es puto". Arqueo una ceja, se me ocurren 47 ocupaciones y media más "fáciles" que permitir que te rellenen las posaderas con longaniza de la patria, algunas de las cuales son las siguientes:
- NiNi (tan de moda ahora, no hacer nada y seguir comiendo-respirando-cagando a la espera de la iluminación divina o la invasión extraterrestre).
- Portero (serás la putilla del bloque de vecinos, pero no te cabalgarán las nalgas).
- Repartidor de publicidad (genera una mierda de ingresos, pero no requiere experiencia y es fácil).
- Perroflauta (con una inversión inicial sencilla para la flauta y los harapos, el perro puedes cogerlo de la calle, o robárselo a algún vecino).
Al comunicarlo, el sujeto en cuestión me responde que no, que sólo se acuesta con mujeres, pero que "vete a saber tú que viejas chochas serán", continuamos hablando un par de minutos más, y cuando tengo ocasión me despido y huyo; su vida será muy interesante y tendrá un trabajo mejor que el mío, pero yo no asalto a antiguos conocidos para aburrirles con chismes de mierda. Yo hago cosas mucho más importantes, acelero el paso para volver cuanto antes a mi habitación. Al llegar a casa abro el Photoshop y continuo dándole al cómic, olvido todo este tema...
...
Hace cosa de un mes y medio quedo con un amigo a tomar algo, nos ponemos al día sobre nuestras vidas, prácticamente iguales a la última conversación que sostuvimos hace ya meses, salvo por un punto oscuro que mi amigo decide no contarme en el establecimiento. Cambiamos de tema, y una vez en la calle, tras mirar en varias direcciones, como si estuviera a punto de dilucidar una conspiración masónica de nivel mundial, me dice, me susurra: "Igual me hago chico de compañía"; en una mezcla de sorpresa y asombro, haciendo gala del tacto que me caracteriza, respondo: "O sea, puto". La conversación continúa, el chico me cuenta que con su trabajo actual le da para vivir de sobra, es un humilde tipo sencillo que no gasta en cosas innecesarias (yo también me tengo por uno), pero que de esta forma generaría unos ingresos extras MUY GRANDES. Me paro a pensar seriamente en la necesidad que alegan tener las prostitutas para terminar vendiendo su cuerpo, podrían limpiar portales, trabajar de cajeras, o cualquier otro trabajo "de chica" (no soy machista, en serio), o si tiene raíces eslavas o espaldas ucranianas de trabajadora del campo, trabajos "de hombre" como cargar camiones o piropear jovenzuelas de sol a sol subido a un andamio. Lo de mi amigo va un paso más allá, no tiene la necesidad real de hacerlo, mi cabeza no comprende, es una forma de vender tu cuerpo, algo que te hace único y especial antes los demás, por un dinero que además no te hace falta...
- Es que no está mal... Además, ¿a quién no le gusta follar? ¡Y cobrando por ello! - me dice mi amigo al ver mi cara de sorpresa ante todo esto... Frunzo el ceño, el 75% de los tíos que conozco, de ser tías, serían prostitutas reconocidas o guarrillas de poca monta, yo no. Yo sería una bibliotecaria pelirroja con gafas de pasta a la caza de un escritor reconocido que me solucionase la vida, pero ese, es otro tema...
Pensando en que antes o después escribiré una entrada al respecto, me fijo en la zona en la que estamos, Banco de España, decido tomar una foto bonita para rememorar este momento, cada vez más, aunque actualice poco, pienso en este Blog como en un espacio personal que me gusta desarrollar, sabía que esta historia tendría cabida en forma de entrada, así que tomé la única foto del post. Entrando en materia me comenta que todo esto lo lleva una agencia (que le encontró a él por una red social de folleteo en la que está dado de alta), que se ponen en contacto "las clientas con ellos", que sólo son intermediarios, o sea, uno debe ir a verse con la persona que contrate el servicio a la dirección facilitada, darle al tema y cobrar en mano, la totalidad del servicio, sin tener que darle nada a la agencia. Él no sabe decirme, pero imaginamos que las mujeres contratarán un servicio o algo, pues no tendría sentido que la agencia no viera un euro.
- Tío, en serio... No lo veo, joder. No te hace falta ni nada, no sé cómo siquiera ves la posibilidad... Si te aburres, cómprate un puto gato, pero no te vendas, cojones. - en este momento me siento un buen samaritano, intentando devolver al buen camino a una oveja que se encuentra fuera del redil.
- Te hablo de 300 pavos por servicio. Currando una noche a la semana, me estaría llevando 1200€ al mes... Es como para pensárselo...
Algo en mi cabeza hace "crick", no sé muy bien si dos partes de mi cerebro encajan o desencajan, pero estamos 20 metros más andando sin decirnos nada, dicha la cifra en alto, no es ninguna tontería. Trabajando cuatro días al mes puedes ganar más que mucha gente que conozco, si le añades un trabajo cualquiera, podríamos estar hablando de un sueldo muy importante. Me despido de mi amigo y voy a clase (estudio de tarde, como la gente que trabaja, y como los mongoles deficientes, como yo).
- Es que no está mal... Además, ¿a quién no le gusta follar? ¡Y cobrando por ello! - me dice mi amigo al ver mi cara de sorpresa ante todo esto... Frunzo el ceño, el 75% de los tíos que conozco, de ser tías, serían prostitutas reconocidas o guarrillas de poca monta, yo no. Yo sería una bibliotecaria pelirroja con gafas de pasta a la caza de un escritor reconocido que me solucionase la vida, pero ese, es otro tema...
La foto que mencionaba. |
- Tío, en serio... No lo veo, joder. No te hace falta ni nada, no sé cómo siquiera ves la posibilidad... Si te aburres, cómprate un puto gato, pero no te vendas, cojones. - en este momento me siento un buen samaritano, intentando devolver al buen camino a una oveja que se encuentra fuera del redil.
- Te hablo de 300 pavos por servicio. Currando una noche a la semana, me estaría llevando 1200€ al mes... Es como para pensárselo...
Algo en mi cabeza hace "crick", no sé muy bien si dos partes de mi cerebro encajan o desencajan, pero estamos 20 metros más andando sin decirnos nada, dicha la cifra en alto, no es ninguna tontería. Trabajando cuatro días al mes puedes ganar más que mucha gente que conozco, si le añades un trabajo cualquiera, podríamos estar hablando de un sueldo muy importante. Me despido de mi amigo y voy a clase (estudio de tarde, como la gente que trabaja, y como los mongoles deficientes, como yo).
...
El otro día, antes de hacer esta entrada, dejo caer el tema en una conversación con mi novia, por ver qué piensa al respecto, según empezamos a hablarlo se escandaliza un poco, hasta que digo la cifra en alto, y al igual que yo entonces, calla. Retomamos el hilo de la conversación, es mucho dinero, le soluciona a uno la existencia, pero claro, probablemente la mayoría de mujeres que contrata esos servicios rondarán los 65 años; yo tengo un superpoder que hasta este momento no he querido compartir, pero que hago ahora: basta rozarme un hombro para que mi cañón de Navarone se encuentre preparado para la batalla. Aunque sincerándome conmigo mismo, barajo la posibilidad de que viendo un cuerpo tan viejo, lo más seguro es que yo no empalme. Intenta no pensar en cosas como: cuero viejo, pasas, tu propia abuela, tetas que cuelgan hasta las rodillas o las yemas de tus dedos al salir de un baño de 3 horas. Decido que si en el mejor de los casos, son mujeres que rondan los 40-50, podría ser menos desagradable para uno, hasta que mi mente depravada se da cuenta de una cosa que había pasado por alto hasta ese momento...
- Hostias, no... ¡Ni de coña, vamos! Está muy bien ganar 300 pavos por servicio, pero esa mujer que te los da, los estará sudando mucho, para juntarlos y darse el capricho... Si yo pagara 300 euros por un servicio así, ¿qué cosas haría? Probablemente amortizase hasta el último euro, cualquier tío pediría cualquier locura mental que tuviera en mente, es mucha pasta... Y hace ya tiempo que me di cuenta de que las tías están tan salidas como los tíos, así que ni de coña, ¡pobre de la mujer que recibiera 300 euros míos por un poco de sexo!
- Ahí tienes razón, Kuma - dice mi novia. - ¿Pero qué te puede pedir una chica? El problema sería más bien al revés, ¿no? Imagínate un chico contratando a una chica... - Desde luego que se me ocurren mil cosas que un tío puede hacerle a una cualquiera a la que le paga tal cantidad de dinero, pero se me ocurre una, especialmente una, que podría querer hacerme una mujer, y que no vale 300 euros... Abrazo a mi novia y le comunico que, de momento, seguiremos siendo pobres, añado:
- ¡No pienso permitir que una mujer se me cague en el pecho! Si mi amigo quiere cargar con ese marrón allá él, yo apostaré por seguir escribiendo.
Y eso fue todo.
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