1. No pagaría gimnasio: ¿Tienes amigos de color? Yo varios, y salvo que tengan la constitución cartaginesa de los tiempos de Aníbal o la de Mr. Eko de "LOST", pídele que marquen músculo, muy probablemente no hagan nada de ejercicio y se vean mejor que tú, es una realidad. Con unas mancuernas que se compren y una barra de dominadas que se pongan en el pasillo, lo tendrán solucionado.
2. Tendría trabajo: Pues probablemente sabría castellano por vivir aquí y... ¡Mágicamente inglés! Probablemente también francés por haber nacido en una colonia o antigua colonia o ciudad de paso francesa. Teniendo tantos idiomas me sería más fácil encontrar trabajo, y tras el punto de arriba, estaría también en forma, lo que siempre ayuda.
3. Tendría un tiburón martillo: Actualmente poseo una anguila, de ser negro, claramente sería un tiburón... Hablo lógicamente de mi entrepierna, el hecho de que sea "del tipo martillo" hace alusión al ancho de la cabeza (para los lentos).
4. Saludaría a los desconocidos: Es una ley de la gente de color no escrita, si te cruzas con otro tío de color, le saludas, es así. Estoy seguro de que en una situación jodida hasta se ayudarían sin conocerse, lo cual es reseñable. Aunque no necesitaría ayuda en la calle, por el siguiente punto...
5. No temería a nadie: Tendría esa capacidad innata para bailar, esa elasticidad en los músculos y ese centro de gravedad y equilibrio que les caracteriza, todo esto junto desemboca en una clara cualidad... Sabría boxear como un profesional sin haber lanzado un puñetazo antes en mi vida, así que iría por la calle como el sheriff de un condado, sin miedo a nadie.
6. Tendría pareja: Tras los primeros cinco puntos, sería un tío íntegro, confiado y completo, poseería una estabilidad envidiable y una buena forma física; todo esto lo completaría con una pareja interesante y tranquila, ya fuera de color o no.
Y eso es más o menos todo, habría más detalles pequeños que no proceden pues no quiero alargar esto mucho. Huelga decir que no soy racista, tengo muchos amigos de color y a veces hasta les hablo (este de aquí me cae especialmente bien). Cuento también con dos esclavos del color del tizón a los que doy de comer un par de veces a la semana y que hacen turnos de 12 horas (se turnan entre ellos para abanicarme con hojas de palmera), y en Verano por el tema del calor, les quito las cadenas. Soy un buen tío.